Que aprenda yo Señor de los Señores a tener una sonrisa de niño, esa que no escatima, la que no califica ni clasifica.
Que
tenga Señor una mirada que descubre todo nuevo a su paso y fija
atención a las cosas más simples esas que con la ilusión y el sueño se hacen
más grandes de lo que sospechamos.
Quien sigue siendo niño quien lo logra no se engrandece ni se ensalsa, no busca aquellas alabanzas que no le pertenecen si no a tí.
Solo rie, mira, contempla la grandeza de la creación y poco habla... solo rie, disfruta, goza y ama.
Que aprenda yo Señor a mirar la creación con suma pureza!